Con mi amigo del alma ;D (Damon)

- Claro - dije mientras volvía la mirada hacia ella. - Aunque... nada es gratis - agregue sonriendo de lado.

Volví a tragar saliva. Pero es que el vestido era tan hermoso...
- ¿Que quieres? - pregunté, sin mirarle.

- Creo que podrías haberte ahorrado esa pregunta, si consideras que soy un vampiro te podrás imaginar la respuesta - dije conservando mi sonrisa.

Ladeé la cabeza hacia él y expuse mi garganta.
- Supongo que un poco no hará daño - susurré.

Sonreí con autosuficiencia antes de soltar una carcajada.
- Por lo que yo se, los humanos no andan mordiendose en la calle, asi que creo que deberiamos ir a un lugar mas privado - dije con un deje divertido.

Suspiré, volviendome a tapar la garganta.
- Está bien, pero recuerda el vestido... - dije, medio bromeando. Lo cierto es que estaba muy nerviosa. Según Elena, cuando Stefan le mordia, no dolia... Mas bien setia placer... ¿Seria asi con Damon? - Bien, ¿a donde vamos?

Sonreí divertido.
- Bueno... - dije pensando, no conocía muy bien ese lugar. - Alguna calle desierta? Por el bosque? Un hotel?

- ¿Calle desierta? ¿Bosque? ¿Hotel? - mascullé. - ¿Enserio, Damon? ¿Enserio? - Puse los ojos en blanco y miré a mi alrededor. - Vayamos a mi casa... - sabia que eso luego tendria consecuencias, porque si le dejaba entrar, podria entrar cuando le viniera en gana.

Sonreí divertido, ni siquiera había considerado esa opcion ya que no pensaba que en verdad me invitara. Me limité a asentir y paré un taxi, la verdad no sabía porque no había traido mi auto pero le resté importancia.
Abrí la puerta trasera esperando a que ella entrara primero, si no fuera por el hecho de que pensaba beber su sangre para regalarle un vestido, parecería un verdadero caballero.

Entré con tranquilidad en el taxi y esperé a que él subiera. Aunque me sorprendí por la acción de abrirme la puerta.

Subí al taxi por el otro lado. Le indiqué al conductor donde llevarnos y me acomodé en el asiento.

En todo el camino no hablamos, aunque yo le dediqué alguna que otra miradita rapida, pero no pude averiguar mucho de su expresion... Suspiré aturdida y salí del taxi cuando llegamos a mi casa. Observé a Damon significativamente. ¿Pagas tu o pago yo? pensé.

Use mi don en el conductor, para "convencerlo" de que no nos cobrara. Al bajar del taxi me desesperecé, y caminé detras de Bonnie, sonriendo de lado.

Desperezandose de esa forma me recordó a un gato... Un gato listo para atacar... Suspiré, mas nerviosa que antes y saqué la llave, abriendo la puerta de casa. Encendí la luz del recibidor.
- No hay nadie en casa... - y, ahora, la palabra magica... - Entra - susurré, mirandole indiferente.

Sonreí al escuchar esa palabra y entré. Di una vuelta por la sala caminando lentamente, observando el lugar. Miré a Bonnie al terminar.

Contuve su mirada todo lo que pude.
- ¿Ahora que? - susurré, temiendo que mi voz sonara quebrada.

Sonreí.
- Pues... - comencé a decir mientras me acercaba a ella. - Aqui, en tu habitacion... tú decides - murmuré peligrosamente cerca.

Estábamos realmente cerca, notaba su respiración en mis labios. La mía se había vuelto entrecortada. No… No podía caer… en… sus… redes… Pero es que era tan… Entrecerré los ojos, observándole con cautela. Intenté hablar, pero temía que mi voz sonara quebrada.

- Entonces...? - dije con voz seductora, divertido internamente por su reaccion.

Tragué saliva sonoramente, pero no me alejé. Estaba entre irme de allí corriendo y mostrarle así todo lo que me asustaba o… quedarme quieta y hacer que me aburría. Opté por lo segundo.
- No se… ¿tu que dices? – recé por que mi voz no sonará mal. Tarde…

Solté una leve carcajada al notar su fallido intento de parecer aburrida. Le aparté el cabello del cuello, observando algunas venas y arterias que pasaban por ese sector.
- Como te imaginarás, me da igual

- Ya, me lo temia… - susurré, tensandome. Luego me relajé. El contacto de su mano sobre mi cuello era electrizante… Suspiré y cerré los ojos, intentando relajarme.

Llevé mi mano a su rostro y giré levemente su cabeza, dejando su cuello totalmente descubierto. Puse mi otro brazo por su cintura, atrayendola un poco mas a mi e impidiendole escapar. Incliné mi cabeza, dirigiendome a su cuello.

Sus labios ya rozaban mi cuello.
- ¿Dolerá? - pregunté, un poco mas tranquila.

- Solo un poco... si no te resistes - murmuré y, sin dejarla agregar nada, la mordí y comencé a succionar su sangre. Despues de todo... no estaba nada mal.